Ni la Semana Santa, ni la lluvia, ni las procesiones han servido para relajar los ánimos políticos y el “patio” está como estaba antes de las vacaciones, revuelto, crispado, agresivo y preelectoral.
El juicio del 11-M se ha reanudado y además de que el affaire Díaz de Mera, no ha acabado y siembra dudas por todas partes, tampoco los testigos que van desfilando aclaran demasiadas cosas. Es un juicio raro, con un sumario raro, con unos declarantes raros y con un montón de incógnitas. “Musho Beti” y mucha mentira.
Tampoco la ETA contribuye a clarificar situaciones. El follón de siglas de partidos, de agrupaciones de electores y de intentos de participar en las elecciones es un despropósito que salpica a demasiados estamentos como para que nos tranquilicen los discursos del Lehendakari. Éste, además de no decir nada y de no servir para nada, lleva diez años – o más- diciendo lo mismo.
Montilla sigue con sus amenazas: o el Estatut queda tal y como su madre lo parió o reformamos la Constitución y el resto de los españoles mirando hacia las nubes.
Lo grave del caso es que los terroristas siguen protagonizando la vida política. Esa realidad se ve corroborada cada día y además alimentada por las actuaciones y por las declaraciones de los políticos, de todos los políticos. Todos bailan al son que tocan los etarras y eso debería cortarse en algún momento, lo que ocurre es que nadie está por la labor y la ETA no va a facilitar las cosas. Y es lógico. “Seguiremos con la lucha armada”. Y siguen sin engañar más que a los que se quieren dejar engañar.
Lo que no sabemos es si entre esos “engañados” voluntarios, entre esos “maridos consentidores”, políticamente hablando, están el Presidente del Gobierno y algunos ministros. Pero todo huele a que sí.
En los mentideros políticos está bastante claro que hay que llegar a las elecciones como sea –la frase es de Zapatero- sin hacer demasiado polvo y después de cara a las generales ya se verá. Como estrategia no está mal pero puede venirse abajo en cualquier momento y nos puede pillar a todos debajo de los escombros, dicho sea metafóricamente.
Dice el Presidente a sus gentes que no quiere que las autonómicas y municipales se conviertan en unas primarias. Eso –dicho con todos los respetos- es una perogrullada. Si van bien se aprovechará el rebufo para las generales, si van mal será el momento de hablar de primarias. Así es la vida política y así se la contamos, aunque Zapatero no quiera reconocerlo.
Y en esas estábamos cuando, “con viento de Levante”, aparecen Simancas y Llamazares. El uno empeñado en defender lo que sea: nuestros derechos, nuestro patrimonio y hasta los intereses de la Vicepresidenta. Pero qué manía le ha entrado a este hombre de defendernos.
Y en la otra esquina, no se sabe si con vientos caribeños que le envía “el comandante”, se nos aparece Llamazares, en cuerpo, en alma no, faltaría más, o por mejor decir se le aparece a Aznar y ahora es Antonio Rodrigo, el candidato de IU a la alcaldía de Sevilla, el que quiere empitonar –ahora que estamos en plena feria- al ex. Pues por Llamazares que no quede.
Conthe se atrinchera y pide una entrevista con De la Vega para “desantrancar” el problema. A este o le “opan” el despacho o monta un “pollo” en cualquier sitio aunque su aspiración sea la sede de la Carrera de San Jerónimo.
Y todo esto arropado por el cambio climático dedicación preferente de Rodríguez Zapatero quien está preocupado por el tema. Entre las vacaciones en Doñana –que marcan- y de tanto escuchar eso de “la que está cayendo” pues se ha concienciado de que el problema de su Gobierno es el calor, y las lluvias y los casquetes polares y las focas.
Rajoy no dice nada del cambio climático pero se pasea por las nacionalidades del Estado español para sondear voluntades y adhesiones entre los nacionalistas. Bien está que el candidato se haya dado cuenta de que como no haga alianzas y las haga ya, “soto voce”, de tapadillo o como sea, lo va a tener crudo en los próximos cuatro años. Un político, y Rajoy lo es en el mejor sentido de la palabra, tiene que saber más de pactos que de otra cosa y el gallego parece que va aprendiendo la lección a marchas forzadas y lo de forzadas no es metáfora..
Y Ermua se deshilacha, lo que no deja de ser una indignidad. Pero que cada palo aguante su vela y el alcalde tendrá en poco tiempo que explicarse ante sus paisanos.
La Europol no tiene dudas aunque en Interior no se pronuncien: la ETA ha aprovechado la tregua. La incógnita es saber si la hemos aprovechado los demás.
Félix Gallardo , Periodista
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