Los escoltas privados poseen la licencia de armas tipo C. Este permiso tiene validez exclusivamente para determinados supuestos, siempre en el ejercicio de sus funciones. La mayoría de los ‘custodes’ privados cuando terminan su trabajo van desarmados por ley y hay riesgo de que sean atacados.
Según las informaciones recabadas por El Confidencial Digital, los escoltas privados que trabajan en el País Vasco están muy alarmados por los datos que les llegan de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado sobre la posibilidad de estar en el punto de mira de ETA y poder sufrir algún atentado.
La preocupación que manifiestan tiene que ver con la desprotección en la que se encuentran estos escoltas privados. Actualmente y según se establece en el Reglamento de Seguridad Privada, sólo podrán portar su arma cuando se encuentren en el ejercicio de sus funciones. Esto ocurre con los titulares del permiso de armas tipo C.
La normativa establece que al finalizar cada servicio, los escoltas están obligados –bajo sanción- a depositar su arma calibre 9 milímetros en el armero de la empresa a la que pertenezcan o en el lugar de trabajo o residencia de la persona protegida. Y, como decimos, se acaba de dar la voz de alarma por el riesgo de atentados, esta vez, contra los mismos escoltas que se encuentran fuera del ejercicio de sus funciones.
Hay que recordar, por ejemplo, que entre la documentación incautada al comando Donosti de ETA se han encontrado numerosas instantáneas de agentes de la Ertzaintza. A diferencia de este cuerpo policial y de otros como el Cuerpo Nacional de Policía o la Guardia Civil, además de los miembros de las Fuerzas Armadas, los escoltas privados están impedidos para llevar un arma de autoprotección.
Aquellos que sí están autorizados poseen otro tipo de permiso, la licencia de tipo B, “pero no son la mayoría”, se denuncia.
Esto compañeros sabeis como yo, que es una chorrada, lo de las licencias B es harina de otro costal.
Gutierrez
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