lunes, 7 de mayo de 2007

Señor, envianos un Sarkozy a nuestro pueblo


La victoria del conservador Nicolas Sarkozy en la segunda vuelta de las Presidenciales francesas con el 53,06% de los votos, según los resultados definitivos ofrecidos por el Ministerio del Interior, generó altercados dispersos en diferentes ciudades del país aunque no particularmente graves.
El Ministerio del Interior indicó que Sarkozy obtuvo ayer 18.983.383 votos tras incorporar los sufragios de los franceses del extranjero, lo que significa un 53,06% del total, mientras que la socialista Ségolène Royal tuvo 16.790.830, un 46,94%.
La abstención quedó en el 16,03%, lo que ilustra la gran movilización electoral pese a la marcada diferencia entre los dos candidatos que habían anunciado las encuestas en los últimos días de la campaña.
Sarkozy, que asumirá sus nuevas funciones en una ceremonia de relevo del actual jefe del Estado, Jacques Chirac, el próximo día 16, insistió en sus intervenciones una vez que se conocieron los resultados en que será el presidente de todos los franceses.
El presidente electo se dio anoche un baño de multitudes ante unas 30.000 personas en la plaza de la Concordia de París, donde se habían concentrado sus seguidores que estuvieron animados con un concierto y que se disolvieron de madrugada sin incidentes.
Mientras se producía esta celebración, en otros puntos de la capital y en varias ciudades se produjeron concentraciones de opositores al vencedor de las elecciones, que degeneraron en enfrentamientos con la policía.
En París los altercados se produjeron esencialmente en la zona de la plaza de la Bastilla, zona de tradicional celebración de la izquierda, donde los agentes antidisturbios cargaron contra los de manifestantes que les lanzaban adoquines y otros proyectiles con gases lacrimógenos y mangueras de agua a presión.
En Toulouse (sur), de 1.000 a 2.000 personas, en su mayoría jóvenes, manifestaron su hostilidad a Sarkozy y en el centro de la ciudad algunos se encaramaron a la fachada del Ayuntamiento para arrancar la bandera francesa, mientras otros apedrearon una oficina del partido del nuevo presidente, la UMP.
En Lyon (centro este), donde unas 500 personas desfilaron para manifestar su rechazo al futuro jefe del Estado hubo igualmente choques con las fuerzas del orden, que fueron objeto de lanzamiento de diversos proyectiles y practicaron 25 detenciones.
En Lille (norte) hubo incidentes en el centro tras el anuncio de la victoria de Sarkozy que se saldaron con destrucción de mobiliario urbano, algunos coches quemados y varios arrestos.
En Burdeos, la manifestación de unas 2.000 personas degeneró en enfrentamientos de algunas de ellas con la policía que acabaron con cargas de las fuerzas del orden, varios agentes heridos -uno de ellos seriamente-, detenciones y material urbano destruido.
Hechos similares se reprodujeron en otras ciudades como Nantes, Rennes u Orleans, y también se tiene constancia de altercados en barrios conflictivos.
A primera hora de la mañana, la policía hablaba de más de 200 vehículos incendiados en todo el país.
Al margen de estos hechos, Ségolène Royal, que hizo su declaración pública pocos minutos después del cierre de los colegios electorales, aseguró que tiene intención de continuar con el proceso que dijo haber iniciado de "renovación profunda" de la política y de "los métodos de la izquierda".
Sin embargo, los dos barones socialistas que se habían enfrentado a ella en las primarias para su designación como candidata a las presidenciales, Dominique Strauss-Kahn y Laurent Fabius, subrayaron anoche la importancia de la derrota y pidieron un cambio de dirección.
Esta misma tarde está prevista la celebración de un consejo nacional excepcional del Partido Socialista.

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